“Para que Devoto vuelva a ser el jardín de Buenos Aires”

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La cárcel de Devoto es el único establecimiento penitenciario ubicado en nuestra Ciudad. Sus muros impactan, tanto como las sirenas que pueden escucharse a la madrugada entre gritos y detonaciones, nada tienen que ver con un barrio caracterizado por la vida familiar y el verde de sus plazas y jardines de notable belleza.

El tiempo pasa y los vecinos reclaman por el pronto cierre de la unidad y el traslado de los internos, que en este momento, son alrededor de 1600, y se encuentran en condiciones poco adecuadas de internación. Los fines de semana en torno a Bermudez 2651 suele ser un caos. Son los días de visita y la zona no está preparada para contener a tanta gente, tampoco existen contenedores en la cantidad suficiente y las calles se llenan de residuos.

La unidad fue inaugurada en 1927 para alojar temporariamente a contraventores por ebriedad ó vagancia.

Treinta años después se hizo cargo el Servicio Penitenciario Federal y el espacio se transformó en un complejo de máxima seguridad.

En tanto, comenzaron las conversaciones entre la Nación y el Gobierno Porteño para avanzar en los diálogos que puedan determinar a la brevedad el cierre de la cárcel y la reubicación de los detenidos desde una reforma integral que pueda incluir la puesta en marcha de un nuevo modelo de reclusión. Se estudia la alternativa de construir pabellones lindantes a instituciones ya existentes.

Para los vecinos integrantes de la ONG “Devoto sin cárcel”, luego de la mudanza, esperan con ansias que en ese lugar prospere un espacio verde para poder disfrutar entre todos.

Desde las autoridades de la Ciudad, se señala que el penal “se encuentra muy mal ubicado y que el objetivo es retirarlo de allí”.

En 1978, se produjo en la cárcel de Devoto, un motín con un saldo de sesenta y un muertos, ochenta y cinco heridos por asfixia y quemaduras de diferente intensidad. La mayor tragedia registrada en una unidad de seguridad de la Argentina.