Tal cuál surge de la pintura confeccionada en conjunto entre Corazón Quemero y Grupo Artístico de Boedo en julio de este año sobre la Av.Boedo al 1700, en la que se refleja el parentesco y no el odio entre los guapos de ambas instituciones, está demostrando que existe rivalidad entre vecinos, pero no odio. El fútbol debe ser mirado como un deporte sano y no generar violencia entre hinchadas. Los clásicos entre ambos equipos genera mucha emoción de toda una vida pero eso no significa que genere enfrentamientos cuyo fin es dejar sentada la guapeza no la grandeza.
Los clásicos de barrios son muy esperados por todos, es por eso que no podemos permitir atrocidades, interpretemos la imagen que si bien son distintos equipos apreciamos la hermandad.
Ahora lector amigo, dígame:
La ciudad de Buenos Aires, tiene su calle Corrientes, el Obelisco y sus emblemáticos barrios. El sur de nuestra ciudad está representado fundamentalmente por Boedo, Patricios y Pompeya. El taita de funyi y lengue que primerió en tiempos idos, dejó como constancia de su presencia a dos instituciones de fútbol para que lo represente, el Cuervo y el Quemero. San Lorenzo y Huracán, nacieron y crecieron en el sur, uno al lado del otro, con mutua dependencia. Aunque deportivamente estén enfrentados, son como una pareja, el uno no puede vivir sin el otro, o por lo menos la existencia de uno y otro no es la misma si le faltare el ladero.
Ahora, dígame amigo lector:
¡cuál es el clásico del fútbol más porteño?
San Lorenzo- Huracán.
Las Instituciones y sus dirigentes lo saben, también lo tienen que entender sus simpatizantes. Saber que los “choques barriales” no le conviene a ninguno, es más le saca el negocio del fútbol y lo circunscribe a las dos supuestas instituciones de mayor convocatoria, una de la Boca, la otra de Belgrano.
Cuando los simpatizantes comprendan que el negocio no es jugar un partido de fútbol sin espectadores, o con simpatizantes a las 11 de la mañana, dejando que le arrebaten el “CLÁSICO DEL BARRIO MÁS GRANDE DEL MUNDO” , y comprendan que competir no es ir a la guerra, Boedo y Patricios se lo agradecerán.
Fuente; NUEVO CICLO
