Comienzan con los trabajos de restauración de la histórica fachada del edificio Otto Wulff.

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El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la ciudad, realizará la restauración  y puesta en valor de la fachada del edificio Otto Wulff. Se trata de uno de los inmuebles más históricos de nuestra ciudad, con 107 años, y se encuentra ubicado en la esquina de la Avenida Belgrano y Perú, del barrio porteño de Montserrat. La restauración de la fachada del Otto Wulff está contemplada dentro  del Plan Integral del Casco Histórico del Gobierno porteño, que consiste en la puesta en valor del polígono comprendido por las Avenidas Brasil, Bernardo de Irigoyen, Paseo Colón y Av. De Mayo. Los trabajos de renovación  del emblemático Otto Wulff incluyen, una limpieza integral del exterior del edificio con maquinas hidrolavadoras, para devolverle su color original, y la restauración de las ochos esculturas que la componen, cinco se encuentran sobre la calle Perú y tres sobre la Avenida Belgrano. El objetivo es recobrar el esplendor particular de los 60 metros que tiene el edificio, sus balcones, cúpulas, esculturas y   los 680 ojos de su fachada.

Los famosos “ojos” son los de las numerosas criaturas que la sostienen, con imágenes de animales y atlantes de la mitología griega, búhos, sapos, mulitas, cóndores, libélulas, pingüinos, cobras, yaguaretés y bebes gateando, entre otros. Se estima que la obra finalizará para mediados del 2023. La reposición de las dos cúpulas de cobre, estará a cargo del Programa de Financiamiento del Ministerio de Cultura de la ciudad, “Mecenazgo”.

El Otto Wulff fue construido en dos años, entre 1912 y 1914, por el arquitecto danés  Morten F. Ronnow. Los ocho atlantes que ornamentan su fachada, fueron diseñados por uno de los mejores artistas plásticos de la época, el alemán Franz Metzner, un escultor muy influyente por sus figuras escultóricas integradas en los edificios públicos de Europa Central, durante el periodo Art Nouveau. Es un clásico edificio de renta de aquellos tiempos, cuando aún no existía la propiedad horizontal y tenían sólo un dueño, en este caso perteneció al empresario Otto Wulff. En el edificio funcionan oficinas y muchos de sus propietarios vienen luchando desde hace años para poder recuperar su valor arquitectónico. Pero entendieron que no era posible hacerlo sin el apoyo del Estado, por el alto costo de la obra. El edificio forma parte del “Catalogo de Edificios de Valor Patrimonial de la Ciudad de Buenos Aires”, y es una de las pocas construcciones realizadas en hormigón armado en ese año, junto al Palacio Barolo, el Mercado del Abasto y el edificio Kavanagh del barrio de Retiro.