Si parece que Don Edmundo Rivero estuviera diciendo con su estilo característico: …”Cabaret, Tropezón, era la eterna rutina. Pucherito de gallina, con viejo vino carlón”….del recordado Roberto Medina.
Pasaron treinta y cuatro años para el regreso de este auténtico espacio histórico, bien porteño, refugio para la bohemia, la intelectualidad, tangueros, actores y hasta políticos. Que en su momento, también se caracterizaba por abrir las 24 horas.
Si hasta el mismísimo “Carlitos” Gardel se daba cita para deleitarse con el plato insignia “Puchero de Gallina”.
Luego del cierre ocurrido en 1983, el propietario de aquel entonces, obsequió toda la vajilla y vendió los derechos de la marca. Posteriormente en el lugar funcionó una sucursal del Correo Argentino y una ART.
Todo el personal que trabajó para la reconstrucción del “Tropezón” son padres de alumnos del Colegio Virginia Gamba de Morón, de donde la nueva dueña es colaboradora, quien no sin emoción señaló que como ama el tango y la investigación histórica, quiso revivir esta joya de la avenida Callao al 200. Cabe destacar que la Sra Raquel, al igual que todo su equipo de colaboradores, muy jóvenes, no pertenecen al rubro gastronómico, pero se han entrenado como para poder desempeñarse de manera adecuada.
Sesenta invitados para la reapertura que en realidad terminaron siendo ciento noventa cubiertos. La Carta continúa con la impronta española: callos a la madrileña, paella, tortilla, guiso de lentejas pero sumaron clásicos de Buenos Aires, como el asado. Y por supuesto, ¡el Puchero!
Abrirá mediodías y noches de todos los días a excepción de los domingos por la noche.
Una familia emprendedora que no dudo en llevar adelante un proyecto que tiene mucho que ver con el sentimiento, la memoria y al mismo tiempo, nos habla del presente y de la diversidad de opciones gastronómicas de la Ciudad de Buenos Aires.