Con el previo consentimiento de su autor, Luís Alposta, creador de los ya imborrables MOSAICOS PORTEÑOS, y ante la necesidad espiritual de no dejar en el olvido al inclaudicable “ACHO”, nos permitimos la reproducción parcial (sin la grabación musical que lo acompaña, del recuerdo realizado a Acho Manzi, incondicional acompañante de todo aquello que evocara sus años mozos y la recordada compañía de su padre. Dice Alposta en sus ya famosos MOSAICOS PORTEÑOS:
En el Boedo antiguo, hecho a leyendas y organitos, hizo su entrada al mundo el 6 de marzo de 1933 Homero Luis Manzione.
Al tiempo, y ya “rebautizado” Acho Manzi, cumpliendo puntualmente con las leyes de Mendel, aquel recién nacido se hizo pibe y comenzó sus estudios de piano, manifestando después, no sólo en la música, sino también en las letras, su talento de creador popular. Títulos como El último organito -con letra de Homero-, auténtica joya de la canción porteña; Rivera Norte y Saint Tropez; Brigite de Olivos, Padre y Nocturno Sebastián, entre muchos otros, dan fe de ello.
Pero hoy quiero recordar, también, a ese Acho que hizo la colimba en la Antártida; al que “la transpiró” en Añatuya y en un obraje de Misiones; al cineasta; al entrañable amigo; al Acho hogareño; al Acho papá.
A quien se destacó siempre por su bonhomía, su generosidad y buen humor, reflejo de una personalidad tolerante, con un profundo sentido de la vida.
Le estoy diciendo adiós al amigo que nos acaba de dejar (27 de julio de 2013).
Aunque sé que algo esencial de él seguirá vivo en cada uno de nosotros.
“El último organito” – de Acho y Homero Manzi
Por la orq. de Aníbal Troilo – Canta Edmundo Rivero