Calesitas, el juego que ya no es…

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Las nuevas tecnologías intentan desplazarla. Los niños actuales ya no buscan las mismas diversiones que antes. Retratos de una modernización que deja de lado lo más nítido del mundo infantil de generaciones pasadas.

Los niños actuales la comenzaron a dejar abandonada. Sin embargo La clásica calesita no se da por vencida y todos los domingos sigue dando vueltas.

Los niños de las generaciones pasadas podrían dar miles de vueltas en ellas y aún así no cansaban. La insistencia a sus padres volvía a hacer eco para que les dejen quedarse un ratito más.

Para muchos las calesitas comenzaron aquedar antiguas y hoy son solo una reliquia de parques. Sin embargo las tecnologías, los ciber y los videojuegos aun no logran desplazarla.

Más allá de la competencia despareja, las calesitas siguen girando llevando a miles de porteños encima.

Ante las tablet modernas y los videos juegos novedosos que atractivos pueden tener los caballos que suban y bajas o los autos de madera que incluso lucen desteñidos?

La magia que destilas los caballos de maderas en su incansables vueltas de domingo siguen vigentes más allá de todo. Quizás sea la magia de la sonrisa de los niños que inunda los parques los fines de semana, quizás sea la imagen de las familias contemplando la alegría pura de los niños o tal vez la mirada de los padres que reviven cada momento.

Las calsitas siguen siendo un clásico infantil los domingos. Ese lugar aún lo conserva.

Existen apenas unas pocas en la Ciudad, pero son tan requeridas como los parques. Los más conocidos se encuentran Parque Saavedra, Parque Rivadavia, Plaza de Cabildo y la de Obligado, entre Juramento y Echevarría.

Según datos oficiales existen en la Ciudad solo 47 calesitas de las cuales 37 de ellas están en los parques más grandes y 34 fueron declaradas patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

En 2015 el Gobierno de la Ciudad las incluyó en el Código de Habilitaciones para que dejaran de circular con precariedad.

Esto favoreció la importancia que las personas le otorgan y estimulo a sus dueños a que las remodelaran y las actualizaran con nuevos personajes infantiles, música y colores.

Así, por ley, el Gobierno porteño cobró la facultad de poder otorgar permisos de uso de cinco años. Los que estaban vigentes se mantuvieron. Y para los nuevos se fijó como prioridad a quienes ya hayan tenido una calesita.

Sea cuales sean las razones las calesitas continúan más vigentes que nunca y dispuesta a enfrentar la dura competencia actual con las nuevas tecnología.