El Incucai y personas trasplantadas realizan una campaña de concientización entre futuros médicos

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Personas trasplantadas, comunicadores del Incucai y voluntarios del Centro de Estudiantes de Medicina de la UBA realizaron este lunes una instalación artística en el hall de ingreso de esta facultad para concientizar sobre la donación de órganos, fundamentalmente a los futuros médicos, pues ellos “son los que inician el proceso” y si no actúan correctamente y a tiempo la voluntad de donar puede “quedar en la nada”.

“Podemos tener una comunidad y una sociedad donante, pero si un médico diagnostica la muerte (encefálica) de un paciente y no inicia el proceso de donación, eso queda en la nada”, dijo a Télam Roxana Fontana, responsable de Comunicación del Instituto Nacional de Ablación e Implantes (Incucai).

Fontana explicó que “si no hay un médico que cargue en el sistema” la muerte de un potencial donante, “para verificar si había expresado su voluntad de hacerlo, y no habla con la familia” al respecto “se pierden muchas posibilidades” para pacientes que aguardan un órgano.

Por eso la Facultad de Medicina fue el lugar elegido, en vísperas del Día de la Donación de Órganos, para mostrar por primera vez la instalación “Sí quiero ser donante”, ideada por María José Villela, una joven estudiante de Economía que recibió un bitrasplante pulmonar.

La instalación, que proseguirá mañana, consiste en dos torres cuadrangulares de unos dos metros de alto, tres de cuyas caras están cubiertas por la foto tamaño natural y en blanco y negro de una persona trasplantada sobre la cual se dibujó en colores y a la altura anatómicamente correcta, el órgano que le fue reemplazado.

Pero en una de las caras no hay ninguna foto, sino un panel espejado con la leyenda “Sé donante en un extremo”, que invita a tomar una fotografía de la autoimagen reflejada “poniéndose en el lugar del otro” y compartirla en las redes sociales.

Una de las personas retratadas es Alberto Domínguez, un deportista bonaerense de 67 años que antes de recibir su segundo implante de hígado, en 2015, ya había obtenido medallas en los tres Juegos Mundiales para Trasplantados en los que participó.

Ahora se está preparando para participar de la 21° edición de ese torneo, que comenzará el próximo 25 de junio en la ciudad española de Málaga.

“Yo digo que tengo tres vidas: la primera que me dio mi madre; y la segunda y la tercera que me dieron las personas que me donaron los órganos y los médicos”, contó Domínguez a Télam.

En la foto se lo ve sonriente, con el torso desnudo y levantando los dos puños cerrados en señal de fortaleza.

“Cuando esperaba el segundo pensaba que ya me iba, porque tres veces me dijeron que (el hígado que necesitaba) ya estaba y se frustró. La familia volvía toda cabizbaja cada vez y yo les decía ‘ya mi Dios me dio la oportunidad de vivir 20 años con ese trasplante, no seamos egoístas'”, reseñó.

Pero el ansiado trasplante llegó una vez más y ahora ya se anotó para correr en cuatro categorías de los próximos juegos mundiales, tras perderse los últimos que tuvieron lugar hace dos años en Mar del Plata, cuando aún estaba convaleciente.

Pero Domínguez también corre maratones convencionales en ciudades de todo el país, a las que lleva su mensaje a favor de la donación de órganos.

“Voy a seguir luchando, mientras Dios me de vida, para que la gente tome conciencia sobre la donación de órganos y por aquellos que están esperando” un trasplante, afirmó.

Domínguez ya obtuvo sendas medallas de bronce en Australia (2009) y Suecia (2011) y una de oro en Durban (2013), siempre en la categoría 400 metros de atletismo en la categoría hombres de 60 a 69 años.

“Yo lo cuido mi órgano y me preocupo porque haya valido la pena, porque gracias a que hubo un donante, nosotros estamos caminando por esta vida”, agregó.

En otra de las fotos está Lilian Bracco, de 33 años, que fue trasplantada dos veces de riñón -la primera a los 8 años y la segunda a los 30- y deja ver los rastros que dejó en sus brazos y abdomen los años de diálisis y las dos cirugías.

“El brazo me cuesta más mostrarlo, pero las heridas yo las llevo con mucho orgullo, porque para mí cada trasplante es una nueva vida y una batalla ganada”, contó la joven a Télam.

Bracco, quien es además la secretaria de la Asociación de Deportistas Trasplantados (Adetra), hizo hincapié en la necesidad de tomar conciencia de que “todos podemos necesitar un órgano en algún momento” para salvar la propia vida y que “sin donantes no hay posibilidad de trasplante”.

“Por eso es bueno hablar de esto, que se sepa y se hable en todos los ámbitos, respetando las posiciones que surjan” pero desde el conocimiento, dijo.

Además, la joven aseguró que “hay muchos médicos clínicos que no saben lo que es una lista de espera”, que fallan en “diagnosticar a tiempo y derivar a un especialista en trasplante” cuando esta intervención ya aparece como “la mejor opción porque no hay otra”, haciendo muchas veces que los pacientes lleguen “al límite” a esta instancia.

En Argentina más de 2.800.000 personas manifestaron su voluntad a favor de la donación de órganos y tejidos.

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