Durante el fin de semana largo comenzaron las visitas guiadas al interior del ícono porteño. Más de 22 mil personas se inscribieron para vivir la experiencia y disfrutar la vista desde lo alto del monumento.
El fin de semana largo marcó un momento histórico para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: por primera vez, los vecinos comenzaron a visitar el interior del Obelisco, el ícono arquitectónico porteño que ahora cuenta con un mirador panorámico a 67 metros de altura. Se trata de un nuevo atractivo turístico que revaloriza uno de los monumentos más representativos del territorio porteño, en el año en que se celebran sus 89 años de existencia.
La experiencia fue posible gracias a una convocatoria realizada desde las redes sociales de @baparticipacionciudadana, que superó los 22 mil inscriptos. Entre quienes se registraron, se realizó una selección y posterior llamado telefónico para confirmar la participación en los recorridos inaugurales.
“Este gran proyecto de ingeniería revaloriza uno de los símbolos porteños. El mirador panorámico es un nuevo atractivo turístico que cambiará la manera de ver nuestra Ciudad y su patrimonio, como en las grandes metrópolis del mundo”, expresó el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, al presentar la iniciativa que abre por primera vez al público el acceso a la cúspide del monumento.
La obra, recientemente finalizada, fue desarrollada en conjunto por el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, el Ente de Turismo y la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano. Actualmente, los trabajos continúan en la pintura exterior del Obelisco, aunque su interior ya está habilitado para visitas especiales.
El recorrido comienza desde la entrada ubicada en la Plaza de la República. Allí, luego de subir 8 escalones, los visitantes acceden a un ascensor especialmente instalado en el centro del monumento. El sistema fue incorporado mediante anclajes y cuenta con una escalera metálica de emergencia que lo rodea. Tras un minuto de ascenso, se deben subir otros 35 escalones para alcanzar el mirador, donde cuatro pequeñas ventanas ofrecen una vista única del centro porteño.
En este sentido, la habilitación del mirador representa la concreción de una idea que estuvo presente desde el mismo origen del proyecto. El arquitecto Alberto Prebisch, autor del diseño del Obelisco, había previsto la posibilidad de dotarlo con un ascensor interno. De hecho, en una carta fechada el 4 de mayo de 1936, el entonces intendente Mariano de Vedia y Mitre escribió al doctor Ramón S. Castillo, interinamente a cargo del Ministerio del Interior de la Nación, que “existe el propósito de dotarlo de un ascensor interno que permita el acceso del pueblo a la cúspide del monumento”.
El Obelisco, inaugurado en 1936 con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza, fue declarado Monumento Histórico Nacional y desde entonces ha sido objeto de diversas intervenciones para su preservación. En sus inicios, su revestimiento fue realizado con lajas de piedra blanca calcárea provenientes de Córdoba, pero estas fueron reemplazadas en 1939 por revoque debido al desprendimiento de algunas piezas.