Palermo continúa siendo el clásico para los festejos primaverales

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Como todos los años el barrio de Palero fue el epicentro de los estudiantes que colmaron la zona para celebrar el día de la primavera. Un clásico que no pasa de moda.

Septiembre es uno de os meses del año más esperados por los jóvenes y estudiantes que celebran la entrada de la primavera como símbolo de juventud colores y alegría.

Todas las generaciones supieron del festejo en alguno de los parques del barrio de Palermo y parece que las nuevas generaciones continúan con la tradición.

Por eso el pasado 21 de septiembre la zona se colmó de adolescentes y estudiantes de todas las edades que celebraron su día a puro color, sonrisas y alegrías típicas de la estación.
Un fuerte operativo de seguridad custodio la zona sobre todo en cercanías ala Plaza Francia y la costanera de Vicente López.

No faltaron mochilas, mates, bebidas, música y colchonetas al piso. Los boques de Palermo volvieron a ser testigos de una nueva celebración de la juventud.

Venidos de todas partes de la Ciudad de Buenos Aires e incluso de otros sectores de la provincia con viandas acuesta y en un infaltable grupo de amigos para pasar el día.
Los festejos comenzaron desde las 10 de la mañana y se extendieron hasta las 4 de la mañana del sia siguiente inclusive.

“Vinimos acá porque es más tranquilo. Para estos festejos, en Lomas, siempre hay peleas, se suele tomar mucho y hay droga. Acá no se ve eso”, describió Brian uno de los jóvenes estudiantes que decidió participar de los festejos en el barrio de Palermo.

Paralelamente a la actividad de los jóvenes, el Gobierno de la Ciudad organizo una fiesta de espumas para agasajarlos.

Otro de los agasajos consistió en instalar unas letras gigantes para que los jóvenes se sacaran fotos buscando la inicial de sus nombres.

Actividades divertidas que sumaban al encanto de la fiesta de los estudiantes ,a la jornada colorida y soleada que se vivió en la zona.

La fresca brisa que circulaba bajo la sombra de los árboles generaba un clima ideal. Sin embargo, al sol otra era la sensación. Para aliviarse del agobio, Samuel Laura, de 20 años, optó por mojarse la cabeza y parte de su camiseta de fútbol bajo un chorro de agua. Había viajado desde Pilar “en busca de chicas”. “La verdad es que vinimos para eso”, dijo. A su lado, un amigo coincidía.

Por supuesto que nos faltaron las ferias, los vendedores de bebidas, helados o algodones de azúcar, mientras otros entonaban una canción al son de una guitarra.