De acuerdo con el Código Alimentario vigente en nuestro país, es un alimento constituido por dos o tres galletitas horneadas unidas por una mermelada, jalea o dulce. Llegó a nuestras tierras de la mano de la inmigración, transformándose en una tradición de más de ciento treinta años.
Es la golosina preferida de numerosos países de Iberoamérica, incluida la Argentina, por supuesto!
De acuerdo con un relevamiento llevado a cabo a pedido de la Federación de Trabajadores Pasteleros, se señaló que alrededor del cuarenta por ciento de los argentinos consumen alfajores al menos una vez por semana.
Para algunos estudiosos del tema, el creador del alfajor argentino fue el químico francés Augusto Chammás. También abrió una fábrica en la que se destacaba notablemente su producción. Para otros, el que logró imponer el producto a nivel nacional fue el santafesino Hermenegildo Zuviría
Lo cierto es que de maicena, frutas, chocolate blanco/negro, decorado con frutas secas, etc…en la actualidad, se puede decir que, cada una de nuestras provincias tiene su sello autóctono que define la personalidad de su producto.
En Córdoba, por ejemplo, se caracterizan los rellenos con dulce de membrillo, y en Santa Fe, los de dulce de leche bañados en almíbar…
Una delicia, para todos los gustos y presupuestos, se transformó en un auténtico ícono de nuestra cultura que motivó una exposición en el Museo de la Ciudad. A partir del 13 del corriente a las 19, se podrá disfrutar de la colección de etiquetas, fotografías y objetos de Jorge D’Agostini.
La cita es en Defensa 187, ¡Imperdible!
