Las nuevas tecnologías de los dispositivos móviles permiten descargar información y libros en PDF. Las librerías sufren el colapso y la polémica de si estamos frente a decandencia del libro abre debates.
La crisis que atraviesa el libro responsabiliza directamente a las nuevas tecnologías.
La situación se ha vuelto compleja para autores, editores, traductores, imprentas, distribuidores y librerías.
Los últimos reportes de la Cámara Argentina del Libro (CAL) hablan de una recesión con un perjuicio económico que se aceleró en estos últimos meses. Devaluación monetaria, altísimas tasas de interés, aumento de tarifas, inflación y recesión serian algunos de los factores que desencadenaron tal situación.
Según el último informe de la Cámara Argentina del Libro las ventas en unidades de libros cayeron entre el 25% y el 35% en relación al año 2015. La caída promedio de ventas decayó 10% en 2016, 8% en 2017 y un 12% en estos diez meses de 2018. Se estima que puede llegar a 15% al terminar el año. Esto produjo una caída del empleo directo del 20%, en el empleo indirecto 15%, en el ámbito editor. Para los libreros la caída del empleo indirecto también fue del 15%. En la industria gráfica el impacto lleva acumulados más de 5000 empleos directos menos. De 2016 a la fecha, y con una aceleración preocupante en los últimos 6 meses, cerraron sus puertas 35 pequeñas librerías, 30 librerías independientes cerraron sus sucursales, o fueron absorbidas por cadenas o debieron reducir sus espacios. Y más de 80 librerías se encuentran en grave crisis y con problemas para enfrentar la cadena de pagos.
Si bien los índices mayores de afectación los vive la provincia de Buenos Aires, especialmente el conurbano con un total de 11 librerías reducidas en su espacio, 5 cierres de sucursal, 4 absorbidas por cadena y 33 cerradas definitivamente. Sin embargo y a pesar de los avisos, el panorama no parece ser muy alentador. En el año calendario, el papel (insumo básico) aumentó el 100%; los costos de logística para enviar libros al interior del país aumentaron de manera escalar y es imposible enfrentarlos; las ventas se han focalizado 70% por tarjeta de crédito y el 30% en efectivo, lo que reduce la ya menguada ganancia por los costos financieros que implican.