Es el mes en el que vuelve nuevamente La Farsa de los ausentes después de casi un mes de receso entrañable. En esta nota te contamos porque no podes dejar de verlos.
La Sala del Teatro San Martín de la Avenida Corrientes volvió a llenarse en el estreno de La Farsa de los ausentes en junio.
Esta historia está basada en ¨el desierto entra en la Ciudad de Roberto Arlt¨ y cuenta con la dirección de Pompeyo Audivert.
Sin embargo el 14 de junio anuncio su última función y entrada en receso hasta el 5 de julio, mes en que el ya se anticipo su regreso esperado.
Con una trama súper interesante, un guión de primer nivel y actores de reconocida trayectoria artística como Daniel Fanego, Roberto Carnaghi y Juan Palomino, vuelve durante el mes de julio para los que aun no pudieron verla.
Las funciones se realizaran de miércoles a sábados a las 20.30s y los domingos a las 20hs.
Los costos varían entre $190, $140 y $95 según la ubicación de la platea y los días promocionales.
Se estima una duración de 145 minutos de emoción, risas y reflexión.
La historia revive la fuerza de una elución, un paisaje natural fuera del tiempo y la esperanza como alternativa a todo.
Miércoles y jueves son los días populares, con entradas a $95.
“El desierto entra en la ciudad (Farsa en cuatro actos) es una obra en la que Roberto Arlt estaba trabajando cuando falleció en 1942, a los 42 años; una feliz desobediencia seguramente hizo que fuera publicada en 1952. En el primer acto, que inspira y dispara la versión que hoy se presenta, Arlt produce una ruptura sumamente moderna para su época y para la nuestra, una operación poética sobre las mismas coordenadas básicas que habitualmente un dramaturgo establece para definir quiénes son los personajes, qué están haciendo y dónde están temporal y espacialmente, pues decide (y esto marca su audaz avance hacia confines íntimos del sentido de ser del teatro) no clausurar la magnitud sagrada de estas preguntas con una versión realista que establezca, una vez más, a la obra en ese espejo histórico en el que se ha transformado el teatro, sino por el contrario: estallarlas poéticamente, acrecentarlas, darles un alcance metafísico y con ello hacer un planteo de máxima al respecto de nuestra identidad y pertenencia. ¿Quién es Cesar? ¿Quiénes los invitados? ¿Qué están haciendo? ¿Dónde están? ¿Y esa criatura?”, señaló Pompeyo Audivert.