Inundaciones sí, libros no

0
1319
Una mala noticia.

Unas 13 mil publicaciones de la biblioteca ubicada en la Legislatura porteña fueron dañadas tras la inundación de parte del edificio, causada por la rotura de un caño. Una mala noticia sale desde los pasillos de la Legislatura de la Ciudad. Unos 13 mil libros, que conforman parte de la bibliografía de la Biblioteca “Esteban Echeverría”, quedaron dañados. Este desenlace es consecuencia de una inundación originada por la rotura de un caño. De esta cifra, según se informó, una gran cantidad quedará estropeada de forma definitiva por el contacto con el agua; resta ver cuántos pueden ser recuperados. El accidente se registró a las 3.30 de la madrugada cuando personal de maestranza constató el ingreso del agua desde los techos de la Biblioteca. En ese momento, se preparaban para encender las calderas y así aclimatar el edificio para cuando llegaran los empleados. Asimismo, fuentes parlamentarias explicaron a la agencia Télam que empezaron a escuchar ruidos que venían del lugar como consecuencia del desprendimiento de la mampostería por la filtración del agua, que, en principio, causó los daños en la Biblioteca, pero también en oficinas de la planta baja y la Sala de Periodistas. Según se detalló, la salida del agua venía de un caño instalado en el segundo piso de la Legislatura. Sufrió fisuras debido a la explosión de un artefacto de calefacción ubicado en el despacho 210, donde trabaja el equipo de la legisladora Lía Rueda. El mismo está ubicado justo un piso por arriba de la Biblioteca. “Como balance, alrededor de 13 mil ejemplares, de los casi 35 mil, están afectados por el contacto con el agua. Algunos de ellos presentan daños irreversibles, otros probablemente puedan restaurarse mediante un plan de secado y reencuadernación”, detalló el legislador y vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, durante una reunión con jefes de bloques para analizar las secuelas de la inundación. Además, sostuvo que “los libros que conforman la Biblioteca Tesoro, alrededor de unos 2 mil, no fueron afectados por la catástrofe”, de todas formas aclaró que “de todos modos y preventivamente se colocaron fundas de nylon en todas las estanterías de la sala que los contiene”. Además, la directora de la Biblioteca, María Eugenia Villa, dijo a Télam que demandará por lo menos un mes la restauración de los libros “pero la verdad es que esta época del año no ayuda para nada, por lo que nos puede demandar más tiempo”, indicó. Por desgracia, los libros no fueron los únicos afectados del lugar: Las dos arañas de gran porte —con unas 100 velas de luz— y se registraron “enormes perjuicios a la madera que recubre paredes y conforma estanterías, pisos, aberturas y resto de mobiliario antiguo y vitrinas”. Desde temprano, fue incesante la tarea de los empleados de la Biblioteca para trasladar los ejemplares deteriorados hacia distintos sectores del edificio, y para ello se abrieron espacios que habitualmente están vedados al paso, como la tribuna del recinto de sesiones, el balcón del Salón Dorado y hasta un área de la Torre del Reloj, en el quinto piso. A su vez, a la tarea de salvataje de los ejemplares se le sumaron tres especialistas en el tema provenientes del Museo del Cabildo, del Congreso de la Nación y del Palais de Glace. La Biblioteca pública “Esteban Echeverría” cuenta con 32.000 ejemplares, tiene una orientación jurídico-legislativa, aunque también posee una importante bibliografía sobre la historia de la Ciudad de Buenos Aires. Afortunadamente, el sector más valioso denominado “biblioteca tesoro”, que cuenta con ejemplares únicos que datan desde el siglo XVII, no fue afectado y pudo ser resguardado. Entre las colecciones compiladas en la Biblioteca se destacan la de la Legislación Antigua de los Reyes Godos de España, Las Leyes de Indias, Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Los Planos más Antiguos de Buenos Aires y el Álbum Fotográfico del Centenario de la Revolución de Mayo. A su vez, desde una concepción arquitectónica, se la concibe en el estilo ecléctico, con un predominio de nogal italiano y roble que recubren las paredes de sus dos pisos, donde se despliegan decenas de estanterías. Además, tiene un hogar de hierro forjado y una escalera caracol cubierta por vitreaux (vidrios decorativos como los de las iglesias) que conduce a la galería superior que balconea toda la Sala de Referencia.