Emulando al bario de Palermo, San Telmo se perfila como un barrio con una gastronomía moderna y arquitectura clásica. Una combinación que gana adeptos y se perfila como una opción nueva joven y dinámica. Los detalles del suceso.
La mayoría de los barrios porteños atraviesan una transformación particular. No solo en su infraestructura sino también en su estilo habitual.
Las nuevas generaciones de porteños demandan otras alternativas más modernas de diversión y centros de reunión. El café a pesar de mantenerse entre las bebidas más solicitadas de la Ciudad sucumbe ante las nuevas alterativas de los locales gastronómicos.
Durante muchos años Palermo ocupo el lugar de zona privilegiada para los jóvenes por la gran cantidad de locales gastronómicos nuevos y sus ofertas.
Barrios tradicionalmente antiguos como Boedo, San Telmo o La Boca perdieron jovialidad. Por eso una nueva corriente de innovación obligatoria sacudió a algunos barrios-
Se trata de jóvenes emprendedores que buscaron instalar sus locales de comida o bebidas en barrios donde no eran habituales los locales modernos.
Sin embargo el hecho de ser la oveja negra del barrio en materia de innovación propicio una gran cantidad de asombro y visitantes curiosos. Tal es así que la apertura de una gran cantidad de locales modernos en la zona convirtió al barrio en un escenario moderno, dinámico, con visitantes nuevos.
Este aspecto innovador consolida una nueva imagen identataria para el barrio.
“Siempre fue un barrio singular, difícil para la gastronomía. Muchos cocineros abrieron y siguen abriendo por acá, pero no logran sobrevivir. Todavía hay mucha gente que no se aleja del corredor de la Av. Santa Fe, que no cruza Córdoba. Pero, en los últimos tiempos, algo cambió, la oferta se multiplicó, como nunca antes”, dice Fernando Manzone, uno de los arquitectos que mejor conoce San Telmo.
Al parecer algunos vecinos asocian el cambio de algunos barrios con los nuevos emprendimientos o restauraciones de casa, venta de propiedades y demás que hacen que el lugar se comience a transformar. Esto atrae a interesados en sumarse al la nueva corriente del polo gastronómico que se está generando.
Los barrios antiguos como San Telmo y Boedo son barrios ricos en estilo, historia y cultura, pero con un movimiento muy poco dinámico y una gastronomía muy poco novedosa.
Sin embargo la nueva ola se negocios gastronómicos en la zona está cambiando la faceta de ambos barrios sin que mute el estilo esencial de los mismo.
Existen dentro de estos barrios lugares que son tradicionales y que no van a perder clientes sino que por el contrario se verán favorecidos de la nueva migración de nuevos visitantes al barrio.